NELSON CARLO DE LOS SANTOS ARIAS
UN DOMINICANO PERTENECIENTE AL MUNDO

Nelson Carlo De los Santos Arias nació en Santo Domingo, capital de la República Dominicana, en 1985. Se graduó con una Maestría en Bellas Artes (MFA) en Cine y Video de la Escuela de Arte CalArts de California en 2014. Desde entonces, ha dirigido cuatro cortometrajes y cinco largometrajes, obteniendo reconocimiento internacional con Cocote (2017), por la que recibió el Leopardo de Oro en la categoría Signs of Life en el Festival de Cine de Locarno. Siete años después, en 2024, ganó el Oso de Plata a Mejor Director en el Festival de Cine de Berlín por Pepe, convirtiéndose en el primer cineasta latinoamericano en recibir este premio.

En 2025, CineBH decidió destacar la obra de Nelson en la sección Diálogos Históricos, que anualmente presenta películas con fundamento en el desarrollo de la historia del cine y que conectan con la programación general. Estas películas suelen estar dirigidas por directores o títulos de épocas más remotas, en ocasiones por artistas fallecidos o retirados. La selección de esta edición presenta una ligera variación, tanto por la singularidad de un director proveniente de un país con escasa tradición cinematográfica —es decir, sin mucho margen para variaciones en el diálogo histórico— como por las propias características del cine de Nelson, que utiliza procedimientos y estructuras inusuales y provocadoras, incluso en la actualidad.

Habrá tres sesiones, todas ellas debatidas por el director y el público. La primera sesión presentará Pareces Una Carreta de Esas Que no la Paran ni Lo Bueye (2013). El segundo día, la sesión doble incluirá Canciones de Cuna (2014) y Santa Teresa y Otras Historias (2015). Finalmente, la aclamada Cocote (2017), una auténtica explosión para el director y una de las películas latinas más importantes de principios de siglo. Su obra más reciente, Pepe (2024), quedó fuera este año porque se proyectó en la edición 2024 de CineBH, dentro de la Mostra Continente.

TRAYECTORIA 

Desde niño, Nelson se interesó por la escritura, el teatro, la fotografía y la música. Un punto de inflexión crucial en su vida fue estudiar en una escuela de arte, cuando comenzó a entender las películas como algo más que “productos de comunicación” y a verlas como “objetos” en sí mismas, una distinción ontológica que moldeó su enfoque de la dirección, como ha afirmado en entrevistas y conferencias. Fue alumno del legendario cineasta Billy Woodberry, uno de los íconos del movimiento L.A. Rebellion. De Woodberry, absorbió el instinto de provocación y la comprensión del cine como detonante de la reflexión y la intervención afectiva y cultural.

Su visión artística está marcada por una “ruptura con las convenciones narrativas occidentales”, como él mismo la definió. En su primer largometraje, Pareces una Carreta de Esas que no la Paran ni los Bueye (2013), implementó con rigor y vigor una forma única de acercarse a los cuerpos y los escenarios que filmaba. Esta comedia de situación sobre una familia dominicana en Nueva York ilustra la propia inserción de Nelson en la estructuración del cine latinoamericano. Un poco fuera, un poco dentro, pero nunca indiferente ni desterritorializado.

Pareces una Carreta… contó con el apoyo de Funglode (Fundación Global Democracia y Desarrollo), que se define como “una organización privada sin fines de lucro en la República Dominicana dedicada a promover el desarrollo democrático y sostenible en el país mediante el análisis de temas cruciales, la formulación de propuestas de políticas públicas y la promoción de actividades culturales y sociales”. La película también contiene en los créditos un letrero del California Institute of the Arts. En otras palabras, ya podemos apreciar la mezcla de referencias geográficas y de producción que aparecerán constantemente en su obra y que, en muchos sentidos, lo distinguen como un artista principalmente latino y solo secundariamente dominicano.

Por supuesto, un cierto contexto caribeño es intrínseco a su obra, y él mismo ha descrito a la República Dominicana como el “paciente cero” de la modernidad y la colonización, debido a su alto mestizaje biológico y cultural. Esta pluralidad de identidades, que difiere de las identidades occidentales monolíticas, es terreno fértil para sus formas mixtas y no lineales. Aunque local, el cine de Nelson resuena con temas universales de descolonización e identidad. El discurso político radical surge de su imaginación, y para él, el cine, incluso sin provocar directamente una revolución, puede sembrar nuevas imágenes en la mente de la gente. Nelson cree en la «representación ética y responsable de las comunidades invisibles» y busca desafiar la estética del opresor y promover la idea de que la diversidad de voces enriquece la gran narrativa global. 

Marcelo Miranda
Curador